16 junio 2013

Rickenprandez - cumpliendo pequeños sueños 1


Se ve que el 2013 va a ser el año de los pequeños sueños. De la Strida os hablaré un poco más adelante. Hoy quiero hablaros del Rickenprandez.

Dicen que está feo citarse, pero con vuestro permiso voy a hacer una excepción. "Algunos dirían que esto es herético"... es una buena forma de empezar a contar el final de la historia del Rickenprandez. Un bajo eléctrico marca Rickenbacker modelo CS4001 (serie limitada de 2000 unidades) inspirado y dedicado a Chris Squire (bajista de Yes) de 1998 que tras algunas idas y venidas he conseguido personalizar.

El principio de su historia conmigo es su compra desde Buenos Aires en eBay EE.UU. en el año 2000. Estaba a la venta en una tienda de Bufalo, NY y lo conseguí comprar por un precio que me pareció bastante bueno. Fue complicado conseguir que alguien me lo llevara a Buenso Aires pero al final fue posible gracias a un compañero de trabajo, creo que fue David Lorie.

Cuando me vine a España, me lo traje en cabina para evitar problemas y que sufriera ningún daño.

Aunque me hacía mucha ilusión tener el bajo de Chris Squire, nunca me gustó sacar un bajo "de otro" en concierto. Así que desde hace tiempo estaba dandole vueltas a sustituir el golpeador con la firma original por otro.

Con la ayuda del Romera (Gus), y photoshop o similar evalué diversas opciones. La idea era recortar un metracilato e imprimir por detrás algún patrón o similar. Enseguida descarté el blanco, quería algo más punk. Así que finalmente me decidí por un diseño con rayas blancas y negras bastante anchas en diagonal.  y claro, puestos a cambiar el golpeador, porqué no también la pieza de metacrilato del clavijero que lleva la marca... Y ya puestos, ¿porqué no rebautizarlo?

Con Balcantud le dimos una vuelta al diseño de las letras y tuve la gran suerte de que el amigo Juan Manuel tuviera el detalle de hacerme las piezas en su empresa de publicidad, y además de GRATIS TOTAL ¡¡GRACIAS!!

Sólo faltaba ajustar, hacer los taladros para los tornillos y montarlo. Dicho y hecho (bueno me ha llevado un par de meses ponerme a ello, como siempre).

He aquí el resultado.

Con este, son dos los bajos personalizados ya que a mi primer madero, el Talmus blanco que compré con mi padre en Real Musical, le quitaron los traste en el Taller (excelentes luthiers, proclamo) y ahora luce unas preciosas cuerdas de nylon negro que le dan un sonido espectacular. Otro día os paso fotos.

PD: para los puristas, lógicamente he guardado cuidadosamente las dos piezas originales que puedo volver a montar en cualquier momento ;)





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