Nunca pensé que publicaría estas fotos, pero el Perro reclama su memoria y se la vamos a dar. En esta serie, cuatro fotos del proceso de derribo, del que fui testigo de excepción desde "el apartamento del Perro Azul" como todavía lo llamamos los amigos.
La máquina trabajando
El trabajo a medias
La vista nocturna, impresionante
El trabajo terminado
1 comentario:
Qué tiempos, KaunseLord...
Tu apartamento era como un balcón al ocio urbano del barrio, una atalaya del paseo recoleto, un observatorio del firmamento cotidiano de idas y venidas. A veces un faro que iluminaba la encrucijada, otras el enclave del cónclave, siempre un refugio.
Qué tiempos cuando éramos ricos, jóvenes y despreocupados y vadeábamos los remolinos de pituquis que la vida nos enviaba en incesante oleada.
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